El cuidado e higiene personal en los niños es fundamental para que tengan una buena salud, fomentando, además, unos hábitos que les hará llevar una vida mucho más sana. Sin embargo, cuando iniciamos el proceso de dar un baño o ducha al pequeño, debemos de tener ciertos cuidados y recomendaciones para que esta actividad no solo sea placentera para ellos, sino que además sea segura. Sigue estos consejos para que tu hijo disfrute de una ducha sin peligro.
Los cuidados que se realizan en la ducha a los niños, se comprende en un rango desde que nace hasta que pasan unos 6 o 7 años, cuando ya han adquirido autonomía en este hábito y por lo tanto, podemos despreocuparnos un poco de esta actividad que ya el niño ha interiorizado. Sin embargo, tanto si tiene dicha edad o menos, se debe de tener en cuenta que puede haber muchos riesgos como por ejemplo los resbalones. Uno de los consejos que nosotros te vamos a dar es que, si tienes un baño, pongas en la superficie una alfombra que evite que el suelo esté resbaladizo, otro buen consejo y que, además, ahorrará mucho espacio es contar con platos de ducha de resina, ya que estos tienen una superficie algo rugosa, que ayuda a que, por mucha agua o jabón que caiga en el plato, el niño no podrá resbalarse, por lo que ganarás en seguridad. Estas acciones van a ayudar a que el momento de la ducha del menor sea mucho más segura y, por lo tanto, podrás ir dejando que tenga su propia autonomía.
Otro de los grandes riesgos que debemos evitar en la ducha de los niños es que jueguen con la temperatura del agua. Esto es algo esencial, ya que son muchos los casos al año de niños que se han quemado al subir la temperatura. Para esto, es necesario que los padres estén en todo momento con el menor, al menos cuando tiene muy poca edad, ya que, para él, lo que puede ser inicialmente un juego, como girar la manilla de la temperatura, se puede convertir en un accidente, debiendo de ir al hospital por quemaduras. Por lo general, cuando el niño va creciendo, comprobará su funcionamiento y evitará subir demasiado el calor, por lo que el riesgo se reducirá.
De la misma manera, cuando hablamos de una ducha o baño de un bebé, tenemos que tener mucho cuidado, ya que la piel de los más pequeños es mucho más débil, debiendo de estar el agua a una temperatura correcta, tanto si se encuentra muy fría como muy caliente, por eso hay termómetros para introducir en el agua y evitar estos daños.
Los niños no conocen bien el funcionamiento de los aparatos eléctricos y mucho menos la posibilidad que tienen de electrocutarse si están en la ducha. Por este motivo, cuando vayas a duchar al menor, aparta el secador, planchas o radio que pudieras tener en la ducha, con el fin de que, si el niño se distrae y le da por tirar de uno de estos aparatos hacia la ducha, no termine electrocutado. Cuando vaya teniendo más conciencia de las cosas, deberás de explicarle la razón de esto, para que, cuando vaya haciéndose mayor, puedas tener dichos aparatos, sabiendo que no va a utilizarlos en su ducha.
De igual manera que no hay que dejar cerca los aparatos eléctricos puesto que se pueden electrocutar en contacto con el agua, con los productos de higiene del niño puede ocurrir algo parecido. El problema que surge con estos geles y champús es que cuentan con olores muy atrayentes para los más pequeños y pueden ser un aliciente para llevárselos a la boca e incluso, cuando no nos damos cuenta, bebérselos. Siempre que tengamos un tarro en la ducha, deberá de estar cerrado y en todo caso, retirarlo para que no esté al alcance del menor.
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Muy buenos consejos para tener un baño apto para los más pequeños.