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Cuento tradicional: Piel de asno

Piel de asno

La muerte de un gran amor puede hacer una herida profunda en el corazón del ser amado. Incluso, en algunos casos, puede llevar a la locura. Este fue el caso del rey del cuento infantil Piel de asno, del escritor Charles Perrault. El autor, aunque hizo un escrito para los pequeños de casa, trata un tema sumamente delicado en la sociedad moderna. La pederastia es un asunto muy serio, que provoca mucho dolor y frustración en las personas que de ven involucrados en situaciones de este tipo. Si bien en el cuento Piel de asno se toca de un modo muy sutil, es importante apuntar que evidentemente el autor quiso comentar sobre el tema someramente.

El cuento narra cómo un rey amaba profundamente a su esposa. Un día fatal ella falleció, no sin antes hacerle prometer que pasado el dolor de la pérdida, volvería a casarse con otra mujer. El rey era un hombre viril, así que pasado algunos meses decidió que buscaría una bella mujer para rehacer su vida. No obstante, el monarca tenía una meta: la futura esposa debía ser una mujer mucho más hermosa que su recién fallecida esposa. Esto convirtió la búsqueda de la joven casadera en un verdadero problema, pues la reina muerta había sido una belleza tremenda. Los sirvientes del rey emprendieron una búsqueda furibunda por el reino, pero de nada valió, pues el rey le veía un defecto a todas las propuestas que le hacían. Pasó el tiempo, y un fatal día el rey paseaba por los jardines de su castillo y vio a su jovencísima hija. Solo entonces reparó en cuán hermosa y parecida a su madre era la princesa. Entonces tomó la decisión de casarse con su propia hija. Ante semejante idea, todos los que vivían cerca del monarca supieron que la muerte de la reina había afectado seriamente el juicio del líder, reconocido durante todo su gobierno como un rey justo y bondadoso con sus súbditos.

Una mala noticia y una huida rapidísima

Cuando la princesa se enteró de la idea descabellada que pensaba llevar a cabo en los próximos días, se desesperó enseguida. La joven se dio cuenta de que su amoroso padre estaba enloquecido por la muerte de su madre. No obstante, ella no estaba dispuesta a someterse a semejante vejación. Fue entonces que pidió consejo a su madrina y esta le dijo atrasara el desenlace exigiéndole a su progenitor los caprichos más insólitos. Esta idea parecía buena, pero el rey enloquecido por cumplir sus deseos más básicos correspondía a los supuestos caprichos de su hija con una rapidez enfermiza. Fue entonces que la joven se dio cuenta de que la situación no duraría toda la vida. En ese momento la madrina le recomendó que huyera vestida con una piel de asno. Con un aspecto tan repugnante nadie reparó en la princesa cuando emprendió un viaje que la alejó muchísimo del castillo donde había vivido felizmente con sus padres.

La sorpresa debajo de la piel de asno

Cuando la princesa sintió que estaba segura del yugo de su padre y sus soldados buscó trabajo como sirvienta en una finca muy pobre que se encontró en el camino. Pasó el tiempo y un buen día pasó por el lugar un príncipe de esa zona que quedó prendado de amor por la joven. Ella se había despojado de su piel de asno y se estaba bañando en un río cercano. Loco de amor por la desconocida, el joven regresó, pero no encontró a la bella mujer que lo había conquistado en instantes.

Como la tristeza del príncipe iba en aumento su buen padre decidió buscar a la joven que lo tenía tan enamorado. Los rumores del amor del príncipe llegaron a la princesa camuflada y esta le envió un pastel en señal de amor, aunque no reveló su identidad. No obstante, le dio una pista para que la encontrara: un anillo que solo le servía a ella. Fue así que por todo el reino fue impuesta la orden de que las mujeres casaderas se probaran la misteriosa prenda. A ninguna le servía y el príncipe se desesperaba de amor. Finalmente los soldados llegaron a la granja y la princesa los recibió con sus ropajes reales, se probó el anillo y todo el mundo supo la verdad.

El amor triunfa y el padre pide perdón

Por suerte para los amantes, su amor era mutuo, así que decidieron casarse enseguida. Fue entonces que la princesa decidió buscar a su padre. El monarca fue al encuentro de su hija arrepentido de sus caprichos y le pidió perdón verdaderamente arrepentido. Ella lo perdonó porque sabía que la tristeza por la pérdida del amor verdadero puede enloquecer al ser humano.

Otra versión del cuento Piel de asno

Piel de asno es uno de los cuentos más famosos de Charles Perrault, un escritor francés que con su prosa convida a reflexiones. La historia que narra las vivencias de una joven princesa se encuentran recogidas en el libro “Cuentos de mamá grande”. A continuación te lo ofrecemos:

Existió hace algunos años un reino donde amor entre el rey y la reina sobrepasaba todas las pasiones descritas hasta esa fecha. Además de ellos vivía en el castillo la hija de ambos, una joven princesa de belleza deslumbrante, solo comparable con la de su madre, y una bondad extrema.

Un día la reina enfermó y aunque los mejores médicos la atendieron su muerte era inevitable. Junto antes de cerrar definitivamente sus ojos, la esposa dijo al rey:

-Cuando muera busca a otra persona que te haga compañía. Lo único que pido es que te cases con una mujer más hermosa que yo.

Si bien en ese momento el rey sufrió mucho, al pasar el tiempo se encontraba listo para rehacer su vida. Convocó entonces a todas las mujeres del reino y aunque muchos lo visitaron ninguna fue elegida como la próxima reina: la belleza no les alcanzaba.

En realidad la difunda reina le había puesto difícil la tarea al rey. Un día, al mirar hacia el jardín vio a su hija. Se percató que ya era una mujer hermosa, tanto como su madre.

Su decisión no se hizo esperar se casaría con su hija. La joven al conocer la noticia se acercó a su hada madrina y solicitó ayuda para manejar la situación. El hada madrina pensó que la posición del rey solo era un ataque de locura que pasaría pronto.

Entonces dijo a la princesa:

-Ganemos tiempo. Pide a tu padre una serie de cosas que le resulten difíciles de obtener. Así pasará el tiempo y desistirá.

A partir de entonces, la princesa se volvió más exigente y pisó a su padre un vestido con la textura de la luna, zapatos de piedras preciosas, una capa tan amarilla como el sol, y otra serie de objetos igualmente extraños.

Sin embargo, y aunque el rey sabía que su propuesta era incesto, cumplía cada petición en un intento de casarse con una mujer tan hermosa como su difunta esposa.

Entonces el hada madrina sintió que las situación se les escapaba de las manos y debían actuar con prontitud. Su consejo para la princesa fue el siguiente:

-Disfrázate con una piel de asno, de manera que nadie pueda ver tu rostro. Aléjate todo los que puedas del palacio y no vuelvas hasta que tu padre desista de su loca idea.

Al advertir la ausencia de su hija el rey ordenó que fuera buscada por todas partes. Sin embargo, y aunque muchos encontraban a la joven con piel de asno, nadie la reconoció.

Después de mucho vagar la princesa, cubierta con la extraña piel llegó a una granja donde la aceptaron para que limpiara los corrales de los cerdos. En este lugar, donde todos se burlaban de ella, la bautizaron con el sobrenombre de Piel de Asno.

La princesa tenía libre un día a la semana. Esa ocasión la aprovechaba para ir al río, quitarse la piel de asno y sacudirse la suciedad del cuerpo. En una de esas ocasiones el príncipe del país la vio y quedó prendado de su belleza. Rápidamente salió a encontrarla pero al llegar al río la chica ya no estaba.

Tal fue el impacto que la joven tuvo en el príncipe que este entró en estado de depresión. Al verlo así el rey del lugar mandó a que la buscaran y obtener resultado alguno.

Ante la noticia de que el príncipe la añoraba, Piel de onagro horneó un pastel y colocó dentro de él un aniño; luego lo envió al Palacio. Cuando el hijo del rey probó el pastel sintió una corazonada.

Su padre mandó de inmediato a que les probaran el anillo a todas las damas del reino. Cuando los emisarios del rey llegaron a la granja y el anillo no entró en ninguna de las damas presentes preguntaron si había otra mujer en la granja. Con desagrado respondieron:

-Si Piel de asno puede considerase mujer, ¡sí!

Siguiendo las órdenes del rey le probaron el anillo, que entró perfectamente. Los presentes se arrodillaron ante ella cuando se quitó la piel de asno y se vio su hermoso rostro.

La boda se realizó de inmediato, más porque los dos príncipes se amaron solo de verse. A la boda asistió el padre de la joven quien de inmediato le pidió disculpas a su hija.

Los dos reinos se aliaron y desde entonces, por esas tierras, los asnos se volvieron animales protegidos.

Video de Piel de asno

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