Pedro no sabía de la avaricia o la ambición, ni de todo el daño que esto podía hacer a las personas.
Era un niño sano y juguetón como otro cualquiera, pero su glotonería y su afición por los dulces eran los atributos por los que más se le conocía.
Un día descubrió un recipiente repleto de dulces y sin pensarlo ni averiguar de quién eran, introdujo su mano y agarró tantas golosinas como pudo. Cuando trató de retirar su mano se dio cuenta que no podía y como no quería dejar escapar ningún dulce de los que había cogido, lo cual le permitiría sacar la mano, empezó a llorar desconsoladamente.
Su amigo Juan lo vio y le dijo:
-Pedro, si te conformas con la mitad o un poco menos de lo que has tomado podrás sacar tu mano de ahí y disfrutar algunos dulces. La avaricia no te permitirá hacer ni lo uno ni lo otro.
Así, Pedro siguió el consejo y disfrutó de sabrosos dulces. Desde ese día comprendió que la ambición y la avaricia pueden ser verdaderamente dañinas y prohibitivas para el desarrollo y crecimiento de un ser humano.
También te interesará:
Había una vez un toro y tres cabras que, como se criaron juntos desde pequeños en una verde pradera, eran...
Me es muy útil su pagina ya que encuentro fabulas y cuentos aptos para niños de preescolar, gracias por su aportación.
Muy lindas fabulas.
Que lindas fabulas y son tiernas por sus historias.
Si, es verdad que son lindas.
Muy lindas fabulas para mis cachorros con ello aprenden a vivir y ser considerados con los demas gracias por compartirlas
Que bonitos sus cuentos.
están padres las fabulas
pues están bien las fabulas.