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Fábulas de Esopo

Si juntamos al famoso fabulista griego Esopo con un animal casi mítico y muy tradicional como es el burro, podemos encontrar composiciones muy didácticas como son las fábulas de Esopo sobre burros y asnos.

El molinero, el hijo y el asno

Un molinero y su hijo caminaban juntos en compañía de su única posesión: un burro. Al pasar junto a un río, las mujeres que lavaban en el agua comentaron entre risas.

“Mira qué tontos. Tienen un asno y caminan junto a él en vez de usarlo”.

Entonces, el molinero decidió subir a su hijo al lomo del burro, pero tiempo después pasaron cerca de una posada y el posadero exclamó: “¡Qué barbaridad! Ese pobre anciano caminando, y su hijo tan lozano descansando sobre el burro”.

No tardó mucho el muchacho en bajarse del burro y subir a su padre, pero al toparse con un caminante, este profirió indignado: “¡Lo que hay que ver en este mundo! El tonto del chico camina junto al burro, en lugar de sentarse junto a su padre y disfrutar de igual descanso”.

Ante aquellas palabras, el muchacho se subió en el burro con su padre y no caminaron por mucho tiempo cuando pasaron junto a un convento. Las monjas, al verlos, no pudieron más que decir: “¡Qué aprovechados! Mira que explotar a tan noble animal con el peso de los dos. ¿No les parece abusivos?”.

Sin saber qué hacer, el molinero y el hijo decidieron finalmente llevar al burro cargado sobre sus hombros.

Moraleja: Quien se deja llevar por las opiniones de los demás, termina sin la suya propia.

El caballo y el burro

Un largo tramo habían recorrido el caballo y el burro, cuando este último sintió sus piernas flaquear ante tanto esfuerzo.

“Por favor, toma mi carga. Estoy muy cansado y siento que puedo morir”. Pero el caballo no le hizo caso y continuó la marcha sin percances. De repente, el burro cayó moribundo en la tierra, y el amo no tuvo otro remedio entonces que echar encima del caballo no sólo la carga del burro, sino también su piel.

“¡Vaya destino tan fatal el que me ha tocado! No he querido ayudar al burro y ahora debo llevar su carga y su piel”.

Moraleja: Si no ayudamos de buena fe a los que nos rodean, tarde o temprano acabaremos en peor desgracia.

El burro y sus amos

Esta es la vez de un burro que, cansado de que su amo le diera más trabajo que alimento, decidió recurrir a la compasión del mismísimo Zeus para que le librara de semejante castigo y le diera otro amo.

A pesar de las advertencias de Zeus, el burro se sintió aliviado cuando fue vendido a un leñador. Sin embargo, la suerte del animal empeoró esta vez, y una tarde, agotado de llevar tanta leña, le rogó a Zeus que nuevamente le cambiara de amo.

El dios accedió una vez más a los caprichos del burro, no sin antes advertirle que esta sería la última vez. Desafortunadamente, el burro fue vendido entonces a un curtidor, y con el gran agobio que provoca la necedad, el animal concluyó finalmente:

“No debería haber abandonado a mis amos anteriores, pues cada vez he corrido con peor destino. Ahora para colmo, cuando muera, mi dueño usará mi piel, y así le seguiré siendo de utilidad aun cuando no sea más que un cadáver”.

Moraleja: Solo cuando perdemos las cosas, notamos su verdadero valor.

La Cabra y el burro

En un establo comían con sosiego un burro y una cabra, pero esta última sintió envidia de su compañero al verle tan bien alimentado y no pudo evitar decirle:

“No sé cómo puedes vivir con tanto martirio. Trasladas cargas pesadas de un lado a otro sin descanso y no paras nunca hasta morirte. Mejor déjate caer en un barranco y cuando el amo te vea te dejará reposar tranquilo por unos días”.

El burro, sin percibir un ápice de maldad en aquellas palabras, decidió caerse por un barranco como le había indicado la cabra. Al tiempo, arribó el dueño y trajo al veterinario. “Debemos salvarlo cuanto antes. Tráigame un pulmón de cabra para prepararle una infusión”. Y así fue cómo la cabra dio su vida por terminada.

Moraleja: Todo mal que se engendra regresa con igual o peores consecuencias.

El león y el burro

Un burro decidió aliarse con el león para cazar animales en la selva. Con la fuerza del león y las poderosas coces del burro, no tardó mucho para que ambos animales lograran reunir una enorme pila de trofeos. Entonces, el león dividió la recompensa en tres partes y le dijo al burro.

“Como soy el rey de la selva me corresponde la primera parte, como soy más fuerte que tú me quedo además con la segunda, y también la tercera si no quieres terminar como todas estas presas”.

Moraleja: En todas nuestras empresas, debemos asociarnos con personas que no sobrepasen nuestro poder.

El burro juguetón

No paraba el burro inquieto y juguetón de saltar y saltar entre los tejados de la ciudad, cuando de repente rajó un techo de madera. El dueño de la casa, furioso, salió en busca de la bestia y lo sometió a un duro castigo.

“¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Acaso el mono no lo ha hecho también antes que yo y todos han aplaudido al verle?”

Moraleja: Enfócate en tus dones y no trates de imitar los de otros.

El burro y el viejo pastor

Un viejo pastor andaba por el campo con su burro, cuando de repente escuchó a lo lejos una banda de ladrones que se acercaban. Alarmado y sin saber qué hacer, el pastor decidió subirse al burro para juntos huir de aquel lugar hasta que estuviesen a salvo.

“¿De qué me serviría huir? ¿Acaso los captores me colocarán otra silla en mi lomo?”, dijo el burro sin moverse del lugar. “Probablemente no”, contestó el anciano.

“Entonces, no veo razón alguna para salir huyendo. Poco me preocupa a quien he de llevar encima”.

Moraleja: Un cambio que favorece o afecta a pocos, no es un cambio.

El burro y los saltamontes

Quedó el burro perdidamente enamorado del cantar del saltamontes. Cada mañana se acercaba al riachuelo para oír al diminuto animal entonar hermosas melodías, hasta que un buen día decidió preguntarle qué comía para interpretar aquellas canciones.

“Solamente rocío”, dijo el saltamontes y el burro decidió que desde ese día, viviría de rocío y nada más. Como es de esperar, poco fue el tiempo que tuvo que pasar para que el burro muriera.

Moraleja: No imites a los demás ni sigas consejos vanos si ello merece sacrificar tus capacidades.

El burro y su sombra

Una tarde, un viajero alquiló un asno a su dueño para trasladarse a un lugar lejano. El calor arreciaba fuertemente, y tras un tiempo de caminata, los dos hombres decidieron tumbarse a descansar a la sombra del burro.

Sin embargo, como la sombra solo daba cobijo para una persona, el viajero alegó que le correspondía tal privilegio, pues al alquilar al burro, también había alquilado su sombra. El dueño del animal, refutó aquel planteamiento, y como no lograban entenderse, ambos desdichados terminaron discutiendo con los puños, con lo que el burro asustado decidió huir a todo galope de aquel lugar.

Moraleja: Las acciones egoístas siempre guardan un alto riesgo de echarlo todo a perder.

Fábulas de Esopo: Fábulas del burro

Si existe un animal favorito por los más pequeños, podríamos decir que ese animal es el burro. El burro es parte de nuestra historia y además es un animal que en la vida real está casi extinto, pero eso no conlleva a que sea un animal querido por los niños y adorados por los escritores ya que lo convierten en protagonistas de cientos de historias.

Si hablamos de fábulas de Esopo y de estos lindos animales de cuatro patas, encontraremos muchísimas fábulas donde su protagonista es un burro.  Dicho animal se encargará de enseñarnos a valorar cosas de la vida y también a adquirir nuevas enseñanzas que nos ayudará superar obstáculos a lo largo de los años.

Cada fábula viene acompañada con una moraleja, que será escrita en la mayoría de los casos como final de la historia aunque en otras ocasiones podemos encontrar que la moraleja no ha sido incluida como parte del relato, pero tan solo debemos pensar en nuestros protagonistas para entender que nos quiere contar el autor. En la fábula de “El burro y el pozo” nos explica que debemos dejar ir los problemas para que podamos superarlos y seguir creciendo como persona. Así es como su burro protagonista se convierte en el verdadero héroe.  Son muchas las fábulas del burro que podemos encontrar fácilmente. Las fábulas protagonizadas por estos lindos animales, es perfecta para educar en valores en los niños, aprendiendo una lección con la moraleja final sobre amistad, respeto, amor, solidaridad y muchas más.

Además de para aprender, también podemos aprovechar las fábulas para inculcar el hábito de la lectura en un niño. Desde bien temprano pueden iniciarse con lecturas de cuentos de fábulas; las fábulas de Esopo u otros similares. De esta manera los niños asociarán este nuevo hábito a una actividad divertida donde animales y otros personajes vivirán una aventura literaria.

Te animamos para que lea juntos a ellos. Compartir la lectura y las historias, es un valor social que los pequeños pueden comenzar a sentir mientras descubren que les ocurre a sus personajes favoritos.

Si estás buscando fábulas de Esopo, no dudes en seguir navegando por nuestra web para descubrirlas todas y cada una de ellas. Compártela con los más pequeños y disfruta de estos relatos cortos donde además de hacernos disfrutar, nos enseñaran a ser mejor personas.

¡Comparte, aprende y diviértete!
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