¿Conoces las fábulas más populares del mundo? En Chiquipedia te hemos preparado muchas fábulas famosas, para que recuerdes aquellas que ya conocías como para aprender nuevas.
Un águila reposaba tranquila en lo alto de una colina cuando de repente, un cazador que merodeaba los alrededores decidió herirla con una de sus flechas. Retorciéndose en su dolor, la desdichada ave pudo ver que la flecha había sido hecha con plumas de águila, y en un último suspiro exclamó: “¡Vaya tormento! Morir con un arma hecha con plumas de mi propia especie”.
Moraleja: No hay nada tan doloroso como que nos derroten con nuestras propias armas.
¡Un huevo de oro!, exclamó el granjero admirando la proeza de su gallina. Al día siguiente, otro huevo de oro, y durante toda la semana, y durante todo el mes. Como es de esperar, el granjero se hizo muy rico en poco tiempo, pero la avaricia se apoderó de su pensamiento, y quiso el muy necio abrir a su gallina mágica para hacerse con todo el oro. Sin embargo, y como sucede con toda empresa miserable, el granjero acabó perdiendo no sólo a su maravillosa gallina, sino también toda la riqueza que había conseguido.
Moraleja: La avaricia solo nos lleva por caminos tortuosos
Un cazador regresaba a casa cargado con sus productos, cuando de repente se topó con un pescador que igualmente, llevaba sus cestas llenas de pescado.
Entonces, el cazador quiso tener los peces del pescador, y éste quiso también tener las carnes del cazador. Sin mucha dilación, los dos hombres intercambiaron el fruto de su trabajo y tan satisfechos quedaron con el trato que lo repitieron una y otra vez durante varias semanas.
Sin embargo, un anciano que los observaba desde el primer día se les acercó una tarde y les dijo: “Tal intercambio, pronto dejará de serlo, y no tardará el momento en que ustedes dos deseen quedarse con lo que obtuvieron”.
Moraleja: Alterna tus gozos y los vivirás mejor.
En la antigüedad el castor era muy codiciado por los hombres, pues según cuentan, sus partes eran utilizadas para la cura de enfermedades. Sin embargo, cuando los cazadores se internan en los pantanos en busca de estos animalitos, ellos corren con toda la velocidad de sus patas para ponerse a salvo, y cuando no logran escapar y los hombres los rodean, son capaces de cortarse sus partes valiosas y desprenderse de ellas con tal de permanecer con vida.
Moraleja: En algunas ocasiones, un mal menor puede llevarnos a un bien mayor.
Cuando el león murió, los animales decidieron buscar un nuevo rey. El camello y el elefante, enseguida comenzaron a discutir entre ellos por hacerse con el trono, pero el mono les dijo: “Tú, camello, bien poco sirves porque no ayudas a los indefensos, y en cuanto a ti, elefante, tampoco podrías ser rey porque le temes al marrano”.
Moraleja: La fortaleza se mide con nuestras debilidades.
“¡Viene el lobo! ¡Viene el lobo!”, gritaba el pastorcillo bajando la colina a toda velocidad. Enseguida, los habitantes del pueblo se armaron con hachas y mazos para enfrentar al animal, pero pronto quedaron indignados al ver que el pastor se deshacía entre risas y burlas. Al día siguiente, el joven decidió repetir la broma. Nuevamente, los habitantes del pueblo se armaron hasta los dientes, y nuevamente quedaron en ridículo al ver al pastor ahogado en risas. Sin embargo, un buen día, el lobo sí apareció, y aunque el pastorcillo gritaba espantado con la bestia a sus espaldas, nadie se inmutó ni salió a defenderlo.
Moraleja: Después de muchas mentiras, la verdad ya no es válida.
Un camello bailaba y bailaba obligado por su dueño, mientras pensaba entristecido:
“¡Vaya suerte del destino! Además de que camino despojado de toda gracia, también tengo que bailar con igual desacierto”.
Moraleja: Es mejor hacer aquello que realmente se nos da bien.
Todos los animales se congregaron para la gran carrera. En la línea de partida, se colocaron la tortuga y la liebre, pero esta última apenas se movió cuando dieron la señal. La tortuga sin embargo, avanzaba todo lo rápido que le permitían sus piernas, y la liebre continuaba deshaciéndose en risas sin prestar atención a la carrera. Al cabo de las horas, la tortuga casi arribaba a la meta, y cuando la liebre se dio cuenta, ya era demasiado tarde. Aunque corrió como un torbellino, poco pudo hacer la engreída.
Moraleja: A los vanidosos, no los salva ni su propio talento.
Todas las cabras menos una acudieron al llamado del cabrero. La más rezagada del conjunto quedó disfrutando de un rico pasto cuando de pronto, el joven le lanzó una piedra para escarmentarla. Tan dichosa fue la puntería del cabrero, que la cabra perdió un cuerno en el impacto, y desesperado el chico, le suplicó al animal que no lo contara a su amo, pero esta respondió: “Aunque me quedase callada, mi cuerno roto habla por sí solo”.
Moraleja: Considera las consecuencias de tus actos en todo momento.
El soldado había alimentado a su caballo durante la guerra con abundante cebada, pero acabada la contienda, el animal fue reservado a las labores del campo. Durante todo este tiempo, el caballo solo fue alimentado con paja, mientras tenía que transportar enormes bultos de un lugar a otro cada día.
Al cabo de los años, una nueva guerra fue iniciada, y el joven soldado salió en busca de su caballo para partir hacia el combate. Sin embargo, el desdichado animal no era el mismo de antes, y con gran desánimo le dijo: “Bien poco te serviré ahora convertido en asno. ¿Y cómo podrías hacer de un asno el caballo que una vez fui?”.
Moraleja: Conserva y guarda tus tesoros con el paso del tiempo.
Existió una vez un león rey que era justo, amable y atento con todas las criaturas de la selva. Durante su reinado, el león convocó a una reunión de animales para lograr la paz y la convivencia entre todos.
De esta manera, el lobo se disculpó con el cervatillo, el tigre con la cebra, la pantera con la liebre, y todos los animales quedaron reconciliados de una vez.
Al finalizar, la liebre dijo: “Pensé que jamás llegaría este día, pero me alegra que por fin los más débiles de la selva podamos contar con el respeto de todos”, y dicho aquello se alejó del lugar con toda la fuerza de sus patas.
Moraleja: En un gobierno justo los más necesitados hallan satisfacción, pero no deben bajar la guardia.
Una bruja se hizo famosa por vender fórmulas y remedios mágicos que lograban aliviar la cólera de los dioses. Cientos de personas acudían para comprar sus remedios, pero un buen día la bruja fue acusada y llevada a juicio. Condenada a muerte, las personas gritaban en la calle: “¿Cómo eres capaz de dominar la furia de los dioses y no eres capaz de aplacar la de los hombres?”.
Moraleja: Son dudosos quienes presumen de cosas maravillosas y no pueden lograr las más elementales.
Andaba la lechera con paso alegre, mientras pensaba y pensaba camino al pueblo: “Cuando venda esta leche, me compraré tres docenas de huevo. Los huevos me darán hermosos pollos, los venderé y me haré con un cerdo. ¡Ah! Pero mi cerdo crecerá sano y fuerte, y así podré venderlo para comprar una vaca, con la vaca tendré leche para vender y comprarme más vacas, luego toros, y…”. Tras un brinquito descuidado, la desdichada mujer dejó caer el cántaro de leche en el suelo, y allí quedó, viendo desvanecerse sus ilusiones como la misma leche que se perdía en la tierra.
Moraleja: Sueña con la cabeza en el cielo, pero los pies en la tierra.
Antes de hablar de las fábulas famosas, vamos a hacer un pequeño inciso. ¿Qué es una fábula? Tiene una sencilla explicación que no llevará más de dos frases. Una fábula es una historia con la que se trata de enseñar algún valor o lecciones de la vida. Por ello, cada historia suele terminar con una moraleja que nos enseñara lo que está bien y lo que está mal de la vida diaria.
Estos relatos están escritos en su mayor parte en prosa o versos y no suelen ser muy largos, ya que es posible contarlo de manera rápida y en apenas un minuto, justo en el momento en el que dicha moraleja final nos sirve para contar ciertos acontecimientos que han ocurrido en los últimos minutos.
Existen muchas fábulas conocidas que han sido capaces de pasar de generación en generación durante muchos años. En muchas ocasiones han sido adaptadas o sufrido pequeños cambios insignificantes, simplemente para hacerlo más atractivo en la época actual. Si hablamos de famosos escritos de fábulas tenemos a los hermanos Grimm que además de escribir cuentos clásicos, nos han dejado las mejores historias clásicas. También tenemos las Fábulas de Esopo, un compendio de diferentes de ellas que ha sido editada en diferentes ediciones, y que aún a día de hoy sigue siendo uno de los libros más vendidos.
De este libro que hemos en el párrafo anterior encontramos la popular historia de “La liebre y la tortuga”. Una historia protagonizada por estos dos seres que necesitan hacer una carrera por tierra y agua, y que repiten y repiten la carrera hasta que por fin descubre la solución perfecta; cooperando. Otra fábula clásica y muy famosa de Esopo es “la cigarra y la hormiga” que nos enseña la importancia del trabajo diario para disfrutar en el futuro.
Si vemos los títulos de las dos fábulas populares anteriores podemos ver que son animales. Estos seres se convierten en los protagonistas perfectos para explicar los diferentes valores. También podemos encontrar objetos inanimados dotados con voces. Son historias que gustan a los niños pero que les enseña una lección importante de lo que está bien y de lo que está mal. No dudes en conseguir las fábulas famosas de la literatura y aprovecha para leer una cada día.
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Está página es lo mejor
Muy buenas las fábulas, a mi hermana le encantan, los felicito.
Esta pagina es divertida
Estan bien algunas fabulas